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Los perfumes artesanales de Capri Hace 75 años nacía Carthusia, la firma de perfumería artesanal alumbrada por unos monjes en la isla de Capri y que hoy se encarga de custodiar la familia Ruocco. Cuenta la leyenda que, en 1380, ante una visita inesperada de la reina de Nápoles, Juana I de Anjou, el padre prior de la Car- tuja de San Giacomo seleccionó las flo- res más bellas de Capri como detalle de bienvenida. Una tormenta impidió la llegada de la reina, pero dio lugar a un maravilloso descubrimiento: el agua del suculento ramo desprendía una misteriosa fragancia, que el padre alquimista dictaminó que procedía del Ga- rofilum Silvestre Caprese, un clavel silvestre autóctono de la isla. A partir de ahí, los monjes comenzaron a com- binar flores y a registrar las fórmulas, dando origen a los primeros perfumes de Capri. En 1948, el prior de la cartuja halló las antiguas fórmulas y, con permiso del Papa, se las reveló a un químico de Turín, quien creó el laboratorio de fragancias más peque- ño del mundo al que llamó Carthusia, es decir, cartuja, y que aún hoy se puede visitar en Viale Matteotti, muy cerca del Jardín de Augusto. Hoy en día, la tradición continúa. En su limitada produc- ción se aplican los métodos minuciosos y artesanales de los monjes, utilizando materias primas naturales de alta calidad y envolviendo a mano el producto terminado. Caracterizadas por un marcado toque marino, las fragan- cias de Carthusia combinan limón, bergamota, musgo y romero, creando un fuerte vínculo con la isla de Capri. VIA CAMERELLE Dedicado a la calle más famosa de la isla, es un canto de amor al mar, a las flores y a la vida. Tras el estallido cítrico inicial, emerge un corazón de ciclamen, azucena y jazmín que reposa sobre musgo y cedro. A’MMARE Inspirada en un jardín secreto que se asoma al mar de Capri en un día soleado, arranca con cítricos y cristales de sal que ponen el contrapunto y conducen a un corazón marino que se funde con una base amaderada. News / ■ 55